martes, 18 de noviembre de 2008

Catarsis de una leve flojera

No puedo seguir lo que inician los demás. Debería de iniciar yo mi escrito de una buena vez, y a prender a que no siempre comienzan igual.
Las lagrimas que ruedan por la mejilla, esas lágrimas que no son escuchadas por nadie, son las que más suelo sentir.
Suele nublarse la vista muy seguido... nublarse de sueños aún no concretados, y con miedo a ser olvidados. A algunos nos cuesta más que a otros, quién sabe por qué...
Lamentando no ganamos nada...

Quizá la soledad sirva de algo... Se siente frio el corazón, ni polillas quedan dentro, de lo inhabitable que se encuentra; Ni destinatarios quedan para cartas... más que palabras para un papel que será guardado en mi caja, esa caja que sabe todo sobre mi vida... la cuál espero algún día no rebalse.
Todos soñamos y la verdad ya no tengo ganas de soñar... soñé tanto y se concretó tan poco... que las ganas se agotan y la conformidad es inevitable.